viernes, 3 de agosto de 2007

Puerto De Luz*

EL PUERTO



Un puerto es un lugar encantador para el alma
fatigada de luchar por la vida.
La amplitud del cielo,
la arquitectura movible de las nubes,
las coloraciones cambiantes del mar,
el centelleo de los faros,
son un prisma maravillosamente apropiado
para distraer los ojos, sin cansarlos jamás.
Las formas esbeltas de los navíos,
de complicado aparejo,
a los que el oleaje imprime oscilaciones armoniosas,
sirven para mantener en el alma la afición
al ritmo y a la belleza.
Y además, y sobre todo,
para el que no tiene ya ni curiosidad ni ambición,
hay una especie de placer misterioso
y aristocrático en contemplar,
tendido en un mirador o acodado en el muelle,
toda esa agitación de los que parten y de los que regresan,
de los que tienen aún fuerzas para querer,
deseos de enriquecerse o de viajar.

Baudelaire






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